Dentro del bullying o acoso escolar, en los últimos
tiempos y debido a la incorporación de las nuevas tecnologías a la vida diaria,
ha nacido el ciberbullying.
El ciberbullying o, en español, el ciberacoso es un tipo
de acoso que se vale de medios informáticos para el hostigamiento de una
persona. La palabra se compone con el vocablo inglés bullying, que refiere
acoso e intimidación, y el prefijo “ciber-”, que indica relación con redes
informáticas. En inglés, la forma correcta de escribir la palabra es
cyberbullying.
El ciberbullying es un fenómeno silencioso, pero que
produce graves consecuencias en las víctimas y los que le rodean.
El ámbito de internet, además, propicia el anonimato, o
la adopción de perfiles inventados para enmascarar en el ciberbullying, de modo
que al estrés de la víctima puede sumarse la sensación de no saber quién lo
está atacando.
Las consecuencias del ciberbullying son devastadoras a nivel psicológico y emocional para la víctima. Su bienestar psíquico y salud emocional son vulnerados, todo lo cual lo hace más susceptible de sufrir, en el futuro, de depresión, ansiedad, fobia escolar o trastornos de aprendizaje, entre otras cosas.
¿Cómo se manifiesta el ciberbullying?
Las formas que adopta son muy variadas y sólo se
encuentran limitadas por la pericia tecnológica y la imaginación de los menores
acosadores, lo cual es poco esperanzador. Algunos ejemplos concretos podrían
ser los siguientes:
-Colgar en Internet una imagen comprometida (real o
efectuada mediante fotomontajes) datos delicados, cosas que pueden perjudicar o
avergonzar a la víctima y darlo a conocer en su entorno de relaciones.
-Dar de alta, con foto incluida, a la víctima en un web
donde se trata de votar a la persona más fea, a la menos inteligente… y
cargarle de puntos o votos para que aparezca en los primeros lugares.
-Crear un perfil o espacio falso en nombre de la víctima,
en redes sociales o foros, donde se escriban a modo de confesiones en primera
persona determinados acontecimientos personales, demandas explícitas de
contactos sexuales…
-Dejar comentarios ofensivos en foros o participar agresivamente
en chats haciéndose pasar por la víctima de manera que las reacciones vayan
posteriormente dirigidas a quien ha sufrido la usurpación de personalidad.
-Dando de alta la dirección de correo electrónico en
determinados sitios para que luego sea víctima de spam, de contactos con
desconocidos…
-Usurpar su clave de correo electrónico para, además de
cambiarla de forma que su legítimo propietario no lo pueda consultar, leer los
mensajes que a su buzón le llegan violando su intimidad.
-Provocar a la víctima en servicios web que cuentan con
una persona responsable de vigilar o moderar lo que allí pasa (chats, juegos
online, comunidades virtuales…) para conseguir una reacción violenta que, una
vez denunciada o evidenciada, le suponga la exclusión de quien realmente venía
siendo la víctima.
-Hacer circular rumores en los cuales a la víctima se le
suponga un comportamiento reprochable, ofensivo o desleal, de forma que sean
otros quienes, sin poner en duda lo que leen, ejerzan sus propias formas de
represalia o acoso.
-Enviar menajes amenazantes por e-mail o SMS, perseguir y
acechar a la víctima en los lugares de Internet en los se relaciona de manera
habitual provocándole una sensación de completo agobio.
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